Cirrosis hepática: ¿Qué tan peligrosa es?

Last Updated on mayo 20, 2025 by Joseph Gut – thasso
16 de mayo de 2025 – Un artículo en la cadena alemana n-tv titulado “¿Qué es la cirrosis hepática y qué tan peligrosa es?”. Este artículo arroja luz sobre la grave condición de la cirrosis hepática, especialmente ilustrada para el público general en relación con el reciente fallecimiento de la cantante Nadja Abd el Farrag, conocida en Alemania como “Naddel”. Falleció a los 60 años por insuficiencia orgánica, presumiblemente como resultado de sus prolongados problemas con el alcohol y un diagnóstico de cirrosis hepática. La incidencia, es decir, el número de nuevos casos de cirrosis hepática en los países industrializados, se estima en 250 por cada 100.000 habitantes al año. La proporción de hombres afectados por la cirrosis es de 2:1.
Se estima que, a nivel mundial, hubo 10,6 millones de casos prevalentes de cirrosis descompensada y 112 millones de casos prevalentes de cirrosis compensada en 2017. En comparación con la población general, los pacientes con cirrosis compensada y descompensada tienen un riesgo de mortalidad 5 y 10 veces mayor, respectivamente. La cirrosis hepática es la causa más común de cáncer de hígado. Los pacientes en riesgo incluyen personas con infección crónica por el virus de la hepatitis C y quienes padecen enfermedad del hígado graso no alcohólico.
¿Qué es la cirrosis hepática? La cirrosis hepática es una enfermedad crónica y progresiva en la que el tejido hepático sano es reemplazado por tejido cicatricial. Esto afecta las funciones vitales del hígado, como la desintoxicación, el metabolismo y la producción de proteínas. En las etapas finales, el hígado deja de realizar sus funciones, lo que provoca complicaciones graves.
Causas y síntomas

Las causas más comunes de cirrosis hepática son: a) Consumo crónico de alcohol; el consumo excesivo de alcohol a largo plazo es una de las principales causas; b) Hepatitis viral: las hepatitis B y C, en particular, pueden provocar cirrosis con el paso de los años; c) Enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA): la obesidad, una dieta poco saludable y la falta de ejercicio pueden provocar enfermedad del hígado graso, que puede derivar en cirrosis; d) Enfermedades hepáticas autoinmunes: enfermedades en las que el sistema inmunitario ataca al hígado. y finalmente, e) Uso prolongado de medicamentos: Ciertos medicamentos pueden dañar el hígado, especialmente si se toman a largo plazo.
Los síntomas de la cirrosis hepática suelen desarrollarse gradualmente y pueden incluir: a) Síntomas iniciales: fatiga, agotamiento, pérdida de peso, náuseas y presión en la parte superior derecha del abdomen; y b) Síntomas avanzados: ictericia, hidropesía abdominal (ascitis), tendencia al sangrado, alteraciones mentales (encefalopatía hepática) y esplenomegalia.
La cirrosis hepática también puede depender de factores genéticos (predisposición genética) y supone un mayor riesgo para los portadores de los genes correspondientes o sus variaciones. A continuación, se presentan algunas enfermedades genéticas que pueden provocar cirrosis hepática: 1) Deficiencia de alfa-1 antitripsina: un trastorno metabólico autosómico recesivo que provoca la acumulación de alfa-1 antitripsina defectuosa en las células hepáticas y puede causar daño hepático incluso en la infancia. 2) Hemocromatosis (tipo 1): trastorno autosómico recesivo, a menudo causado por mutaciones en el gen HFE (p. ej., C282Y). Provoca una sobrecarga de hierro en el organismo, especialmente en el hígado. La sobrecarga de hierro no tratada puede provocar cirrosis y cáncer de hígado. 3) Enfermedad de Wilson: trastorno autosómico recesivo del metabolismo del cobre, basado en una mutación en el gen ATP7B. El cobre se acumula en el hígado y otros órganos, lo que provoca cirrosis. 4) Enfermedades por almacenamiento de glucógeno (p. ej., tipo IV): defectos enzimáticos basados en mutaciones en el gen GBE1 que provocan un almacenamiento anormal de glucógeno en el hígado. Puede progresar a fibrosis hepática e incluso cirrosis.

5) Fibrosis quística: Es principalmente una enfermedad pulmonar, pero el hígado también puede verse afectado. El engrosamiento del flujo biliar puede provocar alteraciones en las vías biliares y cirrosis biliar secundaria. La variación delF505 es responsable de esto. 6) Colestasis intrahepática familiar progresiva (CIFP): Trastornos autosómicos recesivos poco frecuentes con alteración de la secreción biliar. La CIFP2 está causada por mutaciones en el gen ABCB11, con diferencias según los grupos étnicos. Provoca fibrosis hepática y cirrosis desde la infancia.
Diagnóstico y tratamiento
Los procedimientos diagnósticos para la cirrosis hepática incluyen: Historia clínica y exploración física: Historia clínica y exploración física, análisis de sangre para evaluar la función hepática y detectar enzimas hepáticas, y pruebas de imagen: Ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética para evaluar la estructura hepática y biopsia hepática para examen histológico.
El tratamiento busca ralentizar la progresión de la enfermedad y prevenir complicaciones pueden tratar la causa subyacente (p. ej., terapia antiviral para la hepatitis o abstinencia alcohólica), terapia farmacológica para tratar complicaciones como ascitis o encefalopatía, cambios en el estilo de vida como una dieta saludable, pérdida de peso y evitar sustancias dañinas para el hígado, y posiblemente un trasplante de hígado como último recurso en casos de cirrosis avanzada.
Vea una secuencia sobre cirrosis hepática aquí:
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